Veintisiete años después de la masacre en El Aro, el presidente Gustavo Petro entregará títulos de propiedad a 52 familias afectadas.

En un rincón remoto y montañoso de Antioquia, atravesar el nudo del Paramillo a lomo de mula lleva a El Aro, un corregimiento en Ituango que ha sido el escenario de uno de los episodios más oscuros de la violencia en Colombia.

El 25 de octubre de 1997, el pueblo fue golpeado por una masacre perpetrada por paramilitares de las autodefensas de Córdoba y Urabá bajo el mando de figuras como Carlos Castaño y Salvatore Mancuso. Apoyados por el bloque minero de Cuco Vanoy y con la complicidad de las fuerzas militares y las autoridades civiles de la época, los atacantes desataron una ola de terror que duró cerca de ocho días, dejando un rastro de muerte y desolación.

Hoy, más de dos décadas después, El Aro se prepara para recibir un importante acto de reparación y justicia. El próximo viernes 02 de agosto, la Agencia Nacional de Tierras llevará a cabo la Misión Antioquia, un evento integral que contará con la presencia del presidente Gustavo Petro. Esta jornada tiene como objetivo no solo rendir homenaje a las víctimas de la masacre, sino también entregar los títulos de propiedad de más de 600 hectáreas de tierra a 52 familias afectadas por aquel trágico episodio.

El evento marcará una serie de entregas de tierras en el municipio de Zaragoza, la conformación de Comités Municipales de Reforma Agraria, y la clausura de la Cumbre de Organizaciones Campesinas de Antioquia. Además, la Misión Antioquia se enfocará en realizar la segunda entrega de títulos en El Aro, ofreciendo a las víctimas y sus familias una oportunidad para reconstruir sus vidas y fortalecer la economía local.

Farlín Perea Rentería, coordinadora de la UGT Antioquia, describió esta jornada como un momento significativo para las comunidades que han sido históricamente ignoradas por el Estado y estigmatizadas por la violencia. Según Perea Rentería, la gestión de la Agencia Nacional de Tierras y el Gobierno pretende transformar esta realidad, apostando por un futuro donde estas áreas, marcadas por la tragedia, se conviertan en potencias agroalimentarias.

La presencia del presidente Petro y el director de la Agencia Nacional de Tierras, Felipe Harman, durante la entrega de títulos de propiedad simboliza un paso hacia la reconciliación y la justicia para las víctimas de El Aro. Este acto no solo representa la restitución de tierras, sino también un reconocimiento del sufrimiento infligido y un compromiso con el desarrollo sostenible y equitativo de la región.

Mientras El Aro sigue siendo un recordatorio de una época en la que las masacres paramilitares fueron una herramienta de terror y control social, el evento de la Misión Antioquia ofrece una nueva perspectiva. Es un momento de esperanza para los sobrevivientes y sus familias, quienes, a través de esta iniciativa, ven una oportunidad para sanar y avanzar hacia un futuro más prometedor y justo.