La JEP destapó una verdad que el país quiso enterrar: 282 contenedores con restos óseos hallados en una fosa común de Valledupar revelan la magnitud del horror y la indiferencia estatal frente a las víctimas del conflicto.

Valledupar tiembla ante una verdad que por años permaneció bajo tierra. La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) reveló el hallazgo de 282 contenedores con restos óseos en una fosa común del Cementerio Jardines del Eccehomo, una escena escalofriante que pone en evidencia la crudeza del conflicto armado y la indiferencia institucional que permitió que cientos de víctimas fueran desaparecidas y luego tratadas como despojos anónimos.

Durante la audiencia de verificación de aportes de verdad y reconocimientos de responsabilidad celebrada en Valledupar, la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP presentó el estremecedor informe ante los familiares de siete víctimas de ejecuciones extrajudiciales y desaparición forzada. Allí, entre lágrimas y rabia contenida, se escucharon las palabras del fiscal territorial del Norte del Cesar, La Guajira y Magdalena, Jerry De Jesús Garavito Rivera, quien detalló cómo operaba el frío mecanismo del olvido.

“Una vez los cuerpos eran trasladados por Medicina Legal al cementerio, permanecían allí por un año en razón a un contrato temporal con la Alcaldía local. Pasado ese tiempo, eran llevados a un lugar de almacenaje y después a una fosa común”, explicó Garavito con crudeza.

La práctica, según el fiscal, no solo fue inhumana, sino que borró la posibilidad de justicia: “Muchos de estos casos de ejecuciones extrajudiciales aparecen como cuerpos entregados, cuando en realidad nunca fue así. Expedian un documento y, cuando los familiares llegaban al cementerio, el cadáver ya había sido trasladado a una fosa común”.

Las declaraciones estremecieron la sala. Por más de diez días, los equipos forenses de la JEP y la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD) escarbaron la fosa nueve del jardín ocho del cementerio, un terreno que parecía tranquilo pero que escondía un horror colectivo. En ese espacio hallaron dos niveles de cuerpos, uno sobre otro, cubiertos con tierra y olvido.

“Nunca hubo marcación de fecha, número de necropsia ni registro que permitiera su identificación. De 282 contenedores, 108 tenían restos óseos de interés forense”, detalló el fiscal Garavito.

Muchos de esos restos, explicó, estaban tan deteriorados que la recuperación fue una tarea casi imposible. Aun así, el equipo logró obtener nueve perfiles genéticos completos y priorizar 23 casos que podrían corresponder a víctimas de ejecuciones extrajudiciales, conocidas popularmente como “falsos positivos”.

El fiscal Garavito Rivera subrayó que este hallazgo no es un triunfo, sino una deuda saldada con las víctimas y sus familias: “Este informe se lo debíamos a las víctimas. Desde la JEP estamos haciendo todo lo necesario en el deber de búsqueda y en el compromiso de la verdad”.

El Cementerio Jardines del Eccehomo, junto con el Cementerio Nuevo de Valledupar, ya se encuentra bajo medida cautelar de la JEP, para evitar que se repita la vergüenza de sepultar la verdad bajo tierra.

El país entero debería estremecerse: 282 cuerpos pudieron ser enterrados dos veces: una por las balas y otra por el silencio del Estado. Hoy, gracias a la JEP, las sombras empiezan a hablar. Y cada fragmento de hueso recuperado es una bofetada al olvido, un recordatorio de que la paz no se construye sin verdad, y la verdad no se encuentra si no se escarba hasta el fondo de la tierra.